jueves, 10 de diciembre de 2020

11 DE DICIEMBRE VIERNES II DE ADVIENTO

  



Del propio del Tiempo. Salterio II

 

OFICIO DE LECTURA

 

INVITATORIO

 

Si ésta es la primera oración del día:

 

V. Señor abre mis labios

R. Y mi boca proclamará tu alabanza

 

Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:

 

Ant. Al Rey que viene, al Señor que se acerca, venid, adorémosle.

 

 

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

 

Venid, aclamemos al Señor,

demos vítores a la Roca que nos salva;

entremos a su presencia dándole gracias,

aclamándolo con cantos.

 

Porque el Señor es un Dios grande,

soberano de todos los dioses:

tiene en su mano las simas de la tierra,

son suyas las cumbres de los montes;

suyo es el mar, porque él lo hizo,

la tierra firme que modelaron sus manos.

 

Venid, postrémonos por tierra,

bendiciendo al Señor, creador nuestro.

Porque él es nuestro Dios,

y nosotros su pueblo,

el rebaño que él guía.

 

Ojalá escuchéis hoy su voz:

«No endurezcáis el corazón como en Meribá,

como el día de Masá en el desierto;

cuando vuestros padres me pusieron a prueba

y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

 

Durante cuarenta años

aquella generación me repugnó, y dije:

Es un pueblo de corazón extraviado,

que no reconoce mi camino;

por eso he jurado en mi cólera

que no entrarán en mi descanso»

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Al Rey que viene, al Señor que se acerca, venid, adorémosle.

 

Si antes se ha rezado ya alguna otra Hora:

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

 

Himno: DE LUZ NUEVA SE VISTE LA TIERRA

 

De luz nueva se viste la tierra,

porque el Sol que del cielo ha venido,

en la entraña feliz de la Virgen,

de su carne se ha revestido.

 

El amor hizo nuevas las cosas,

el Espíritu ha descendido

y la sombra del que todo puede

en la Virgen su luz ha encendido.

 

Ya la tierra reclama su fruto

y de bodas se anuncia alegría;

el Señor que en los cielos habita

se hizo carne en la Virgen María.

 

Gloria a Dios, el Señor poderoso,

a su Hijo y Espíritu Santo,

que amoroso nos ha bendecido

y a su reino nos ha destinado. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Señor, no me castigues con cólera.

 

Salmo 37 I - ORACIÓN DE UN PECADOR EN PELIGRO DE MUERTE

 

Señor, no me corrijas con ira,

no me castigues con cólera;

tus flechas se me han clavado,

tu mano pesa sobre mí;

 

no hay parte ilesa en mi carne

a causa de tu furor,

no tienen descanso mis huesos

a causa de mis pecados;

 

mis culpas sobrepasan mi cabeza,

son un peso superior a mis fuerzas.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Señor, no me castigues con cólera.

 

Ant 2. Señor, todas mis ansias están en tu presencia.

 

Salmo 37 II

 

Mis llagas están podridas y supuran

por causa de mi insensatez;

voy encorvado y encogido,

todo el día camino sombrío;

 

tengo las espaldas ardiendo,

no hay parte ilesa en mi carne;

estoy agotado, deshecho del todo;

rujo con más fuerza que un león.

 

Señor mío, todas mis ansias están en tu presencia,

no se te ocultan mis gemidos;

siento palpitar mi corazón,

me abandonan las fuerzas,

y me falta hasta la luz de los ojos.

 

Mis amigos y compañeros se alejan de mí,

mis parientes se quedan a distancia;

me tienden lazos los que atentan contra mí,

los que desean mi daño me amenazan de muerte,

todo el día murmuran traiciones.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Señor, todas mis ansias están en tu presencia.

 

Ant 3. Yo te confieso mi culpa, no me abandones, Señor, Dios mío.

 

Salmo 37 III

 

Pero yo, como un sordo, no oigo;

como un mudo, no abro la boca;

soy como uno que no oye

y no puede replicar.

 

En ti, Señor, espero,

y tú me escucharás, Señor, Dios mío;

esto pido: que no se alegren por mi causa,

que, cuando resbale mi pie, no canten triunfo.

 

Porque yo estoy a punto de caer,

y mi pena no se aparta de mí:

yo confieso mi culpa,

me aflige mi pecado.

 

Mis enemigos mortales son poderosos,

son muchos los que me aborrecen sin razón,

los que me pagan males por bienes,

los que me atacan cuando procuro el bien.

 

No me abandones, Señor,

Dios mío, no te quedes lejos;

ven aprisa a socorrerme,

Señor mío, mi salvación.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Yo te confieso mi culpa, no me abandones, Señor, Dios mío.

 

V. Derrama, Señor, tu misericordia sobre nosotros.

R. Danos tu salvación, según tu promesa.

 

PRIMERA LECTURA

 

Del libro de Rut (2, 14-23)

 

REGRESO DE RUT JUNTO A NOEMÍ

 

Cuando llegó la hora de comer, Boaz dijo a Rut:

 

"Acércate, coge pan y moja la rebanada en la salsa."

 

Ella se sentó junto a los segadores, y él le ofreció grano tostado. Rut comió hasta quedar satisfecha, y todavía le sobró. Después se levantó a espigar, y Boaz ordenó a los criados:

 

"Aunque espigue entre las gavillas, no la riñáis; y hasta podéis tirar algunas espigas del manojo y las dejáis; y no la reprendáis cuando las recoja."

 

Rut estuvo espigando en aquel campo hasta la tarde; después vareó lo que había espigado y sacó media fanega de cebada. Se la cargó y marchó al pueblo. Enseñó a su suegra lo que había espigado, sacó lo que le había sobrado de la comida y se lo dio. Su suegra le preguntó:

 

"¿Dónde has espigado hoy, y, con quién has trabajado? ¡Bendito el que se ha interesado por ti!"

 

Rut le contó:

 

"El hombre con el que he trabajado hoy se llama Boaz."

 

Noemí dijo a su nuera:

 

"Que el Señor lo bendiga; el Señor, que no deja de apiadarse de vivos y muertos."

 

Y añadió:

 

"Ese hombre es pariente nuestro, uno de los que tienen que responder por nosotras."

 

Entonces siguió Rut, la moabita:

 

"También me dijo que no me apartase de sus criados hasta que no le acaben toda la siega."

 

Y Noemí le dijo:

 

"Hija, más vale que salgas con sus criados, y así no te molestarán en otra parte."

 

Así, pues, Rut siguió con los criados de Boaz, espigando hasta acabar la siega de la cebada y del trigo. Vivía con su suegra.

 

RESPONSORIO    Lc 1, 68, 70; 1Jn 4, 14

 

R. El señor ha redimido a su pueblo, * según lo habían predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas.

V. El Padre envió a su Hijo para ser Salvador del mundo.

R. Según lo habían predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas

 

SEGUNDA LECTURA

 

Del tratado de San Ireneo, obispo, Contra las herejías

(Libro 5, 19, 1; 20, 2; 21, 1: SC 153, 248-250. 260-264)

 

SOBRE EVA Y MARÍA

 

Cuando vino Dios visiblemente a sus creaturas y fue sostenido por esta creación que es por él mismo sostenida, expió aquella desobediencia cometida bajo un árbol, por medio de la obediencia efectuada sobre otro árbol, y destruyó así la seducción con que fue vilmente engañada aquella virgen Eva, destinada ya para un varón, con la verdad que le fue venturosamente anunciada por el ángel a la Virgen María, ya también prometida a otro varón.

 

Y así como Eva fue seducida por un ángel para que se alejara de Dios, desobedeciendo su palabra, así María fue notificada por otro ángel de que llevaría a Dios en su seno, si obedecía su palabra. Y como aquélla fue inducida a no obedecer a Dios, así ésta fue persuadida a obedecerlo, y de esta manera la Virgen María se convirtió en abogada de la virgen Eva.

 

Al renovar profundamente el Señor todas las cosas, declaró la guerra a nuestro enemigo, aplastó a aquel que en un principio nos había hecho cautivos en Adán y pisoteó su cabeza, según lo que, en el Génesis, Dios dice a la serpiente: Pongo hostilidad entre ti y la mujer, entre tu linaje y el suyo: él herirá tu cabeza cuando tú hieras su talón.

 

Con ello se anunciaba que aquel que debía nacer de una mujer Virgen, hecho hombre como Adán, aplastaría la cabeza de la serpiente. De esta descendencia habla el Apóstol, en la carta a los Gálatas, cuando dice: La ley mosaica fue puesta por Dios hasta que viniese la descendencia a quien se habían hecho las promesas.

 

Más claramente aún lo demuestra, en esa misma carta, al decir: Cuando se cumplió el tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer. El enemigo no hubiera sido vencido con justicia si el hombre que lo venció no hubiera nacido de una mujer, pues ya desde el comienzo se opuso al hombre, dominándolo por medio de la mujer.

 

Por eso el Señor afirma que él es el Hijo del hombre, el hombre por excelencia, el cual resume en sí al linaje nacido de mujer, de modo que, si nuestra especie bajó a la muerte a causa de un hombre vencido, por un hombre victorioso subamos de nuevo a la vida.

 

RESPONSORIO    Cf. Lc 1, 26. 27. 30. 31. 32

 

R. Fue enviado el ángel Gabriel a una virgen desposada con un hombre llamado José, para anunciarle el mensaje; y se turbó la Virgen ante su resplandor. «No temas, María, porque has hallado gracia e los ojos de Dios: * Concebirás y darás a luz un hijo, el cual será llamado Hijo del Altísimo.»

V. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre y reinará en la casa de Jacob para siempre.

R. Concebirás y darás a luz un hijo, el cual será llamado Hijo del Altísimo.

 

ORACIÓN.

 

OREMOS,

Dios todopoderoso, concede a tu pueblo permanecer siempre en vela aguardando la venida de tu Hijo, para que cumpliendo lo que el mismo autor de nuestra salvación nos enseñó, podamos salir a su encuentro con nuestras lámparas encendidas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

LAUDES

(Oración de la mañana)

 

INVITATORIO

(Si Laudes no es la primera oración del día

se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)

 

V. Señor abre mis labios

R. Y mi boca proclamará tu alabanza

 

Ant. Al Rey que viene, al Señor que se acerca, venid, adorémosle.

 

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

 

Venid, aclamemos al Señor,

demos vítores a la Roca que nos salva;

entremos a su presencia dándole gracias,

aclamándolo con cantos.

 

Porque el Señor es un Dios grande,

soberano de todos los dioses:

tiene en su mano las simas de la tierra,

son suyas las cumbres de los montes;

suyo es el mar, porque él lo hizo,

la tierra firme que modelaron sus manos.

 

Venid, postrémonos por tierra,

bendiciendo al Señor, creador nuestro.

Porque él es nuestro Dios,

y nosotros su pueblo,

el rebaño que él guía.

 

Ojalá escuchéis hoy su voz:

«No endurezcáis el corazón como en Meribá,

como el día de Masá en el desierto;

cuando vuestros padres me pusieron a prueba

y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

 

Durante cuarenta años

aquella generación me repugnó, y dije:

Es un pueblo de corazón extraviado,

que no reconoce mi camino;

por eso he jurado en mi cólera

que no entrarán en mi descanso»

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Al Rey que viene, al Señor que se acerca, venid, adorémosle.

 

Himno: VEN, SEÑOR, NO TARDES

 

Ven, Señor, no tardes,

Ven, que te esperamos;

Ven, Señor, no tardes,

ven pronto, Señor.

 

El mundo muere de frío,

el alma perdió el calor,

los hombres no son hermanos

porque han matado al Amor.

 

Envuelto en noche sombría,

gime el mundo de pavor;

va en busca de una esperanza,

buscando tu fe, Señor.

 

Al mundo le falta vida

y le falta corazón;

le falta cielo en la tierra,

si no lo riega tu amor.

 

Rompa el cielo su silencio,

baje el rocío a la flor,

ven, Señor, no tardes tanto,

ven, Señor. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Un corazón quebrantado y humillado, tú no lo desprecias, Señor.

 

Salmo 50 - CONFESIÓN DEL PECADOR ARREPENTIDO

 

Misericordia, Dios mío, por tu bondad;

por tu inmensa compasión borra mi culpa;

lava del todo mi delito,

limpia mi pecado.

 

Pues yo reconozco mi culpa,

tengo siempre presente mi pecado:

contra ti, contra ti solo pequé,

cometí la maldad que aborreces.

 

En la sentencia tendrás razón,

en el juicio brillará tu rectitud.

Mira, que en la culpa nací,

pecador me concibió mi madre.

 

Te gusta un corazón sincero,

y en mi interior me inculcas sabiduría.

Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;

lávame: quedaré más blanco que la nieve.

 

Hazme oír el gozo y la alegría,

que se alegren los huesos quebrantados.

Aparta de mi pecado tu vista,

borra en mí toda culpa.

 

¡Oh Dios!, crea en mí un corazón puro,

renuévame por dentro con espíritu firme;

no me arrojes lejos de tu rostro,

no me quites tu santo espíritu.

 

Devuélveme la alegría de tu salvación,

afiánzame con espíritu generoso:

enseñaré a los malvados tus caminos,

los pecadores volverán a ti.

 

Líbrame de la sangre, ¡oh Dios,

Dios, Salvador mío!,

y cantará mi lengua tu justicia.

Señor, me abrirás los labios,

y mi boca proclamará tu alabanza.

 

Los sacrificios no te satisfacen;

si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.

Mi sacrificio es un espíritu quebrantado:

un corazón quebrantado y humillado

tú no lo desprecias.

 

Señor, por tu bondad, favorece a Sión,

reconstruye las murallas de Jerusalén:

entonces aceptarás los sacrificios rituales,

ofrendas y holocaustos,

sobre tu altar se inmolarán novillos.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Un corazón quebrantado y humillado, tú no lo desprecias, Señor.

 

Ant 2. En Tu juicio, Señor, acuérdate de la misericordia.

 

Cántico: JUICIO DE DIOS - Ha 3, 2-4. 13a. 15-19

 

¡Señor, he oído tu fama,

me ha impresionado tu obra!

En medio de los años, realízala;

en medio de los años, manifiéstala;

en el terremoto acuérdate de la misericordia.

 

El Señor viene de Temán;

el Santo, del monte Farán:

su resplandor eclipsa el cielo,

la tierra se llena de su alabanza;

su brillo es como el día,

su mano destella velando su poder.

 

Sales a salvar a tu pueblo,

a salvar a tu ungido;

pisas el mar con tus caballos,

revolviendo las aguas del océano.

 

Lo escuché y temblaron mis entrañas,

al oírlo se estremecieron mis labios;

me entró un escalofrío por los huesos,

vacilaban mis piernas al andar.

Tranquilo espero el día de la angustia

que sobreviene al pueblo que nos oprime.

 

Aunque la higuera no echa yemas

y las viñas no tienen fruto,

aunque el olivo olvida su aceituna

y los campos no dan cosechas,

aunque se acaban las ovejas del redil

y no quedan vacas en el establo,

yo exultaré con el Señor,

me gloriaré en Dios mi salvador.

 

El Señor soberano es mi fuerza,

él me da piernas de gacela

y me hace caminar por las alturas.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. En Tu juicio, Señor, acuérdate de la misericordia.

 

Ant 3. Glorifica al Señor, Jerusalén.

 

Salmo 147 - RESTAURACIÓN DE JERUSALÉN.

 

Glorifica al Señor, Jerusalén;

alaba a tu Dios, Sión:

que ha reforzado los cerrojos de tus puertas

y ha bendecido a tus hijos dentro de ti;

ha puesto paz en tus fronteras,

te sacia con flor de harina.

 

Él envía su mensaje a la tierra,

y su palabra corre veloz;

manda la nieve como lana,

esparce la escarcha como ceniza;

 

hace caer el hielo como migajas

y con el frío congela las aguas;

envía una orden, y se derriten;

sopla su aliento, y corren.

 

Anuncia su palabra a Jacob,

sus decretos y mandatos a Israel;

con ninguna nación obró así,

ni les dio a conocer sus mandatos.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Glorifica al Señor, Jerusalén.

 

LECTURA BREVE   Jr 30, 21-22

 

Esto dice el Señor: «Saldrá de Jacob un príncipe, su señor saldrá de en medio de él; me lo acercaré y se llegará a mí. Vosotros seréis mi pueblo y yo seré vuestro Dios.»

 

RESPONSORIO BREVE

 

V. Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.

R. Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.

 

V. Su gloria aparecerá sobre ti.

R. Amanecerá el Señor.

 

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

 

Ant. Decid a los cobardes de corazón: «Sed fuertes; mirad al Señor, nuestro Dios, que viene.»

 

Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR      Lc 1, 68-79

 

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,

porque ha visitado y redimido a su pueblo.

suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas:

 

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

 

Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de los enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.

 

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,

porque irás delante del Señor

a preparar sus caminos,

anunciando a su pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.

 

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tiniebla

y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos

por el camino de la paz.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Decid a los cobardes de corazón: «Sed fuertes; mirad al Señor, nuestro Dios, que viene.»

 

PRECES

 

Oremos, hermanos, a Cristo, nuestro redentor, que ha venido para darnos la justificación, y digámosle con júbilo:

 

Ven, Señor Jesús.

 

Señor, cuya venida en la carne anunciaron antiguamente los profetas,

haz germinar en nosotros la semilla de las virtudes.

 

Concede a los que anunciamos al mundo tu salvación

que encontremos también en ti nuestra salvación.

 

Tú que viniste a librar a los oprimidos,

cura las dolencias de los que sufren.

 

Tú que reconciliaste al mundo con Dios en tu primera venida,

absuélvenos de toda condenación cuando vengas como juez.

 

Se pueden añadir algunas intenciones libres

 

Repitamos las palabras de Jesús, pidiendo al Padre que venga su reino:

 

Padre nuestro...

 

ORACION

 

Dios todopoderoso, concede a tu pueblo permanecer siempre en vela aguardando la venida de tu Hijo, para que cumpliendo lo que el mismo autor de nuestra salvación nos enseñó, podamos salir a su encuentro con nuestras lámparas encendidas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén

 

CONCLUSIÓN

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.

 

HORA TERCIA

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: EL TRABAJO, SEÑOR, DE CADA DÍA

 

El trabajo, Señor, de cada día

nos sea por tu amor santificado,

convierte su dolor en alegría

de amor, que para dar tú nos has dado.

 

Paciente y larga es nuestra tarea

en la noche oscura del amor que espera;

dulce huésped del alma, al que flaquea

dale tu luz, tu fuerza que aligera.

 

En el alto gozoso del camino,

demos gracias a Dios, que nos concede

la esperanza sin fin del don divino;

todo lo puede en él quien nada puede. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Los profetas anunciaron que el Salvador nacería de María Virgen.

 

Salmo 118, 73-80

 

Tus manos me hicieron y me formaron:

instrúyeme para que aprenda tus mandatos;

tus fieles verán con alegría

que he esperado en tu palabra;

reconozco, Señor, que tus mandamientos son justos,

que con razón me hiciste sufrir.

 

Que tu bondad me consuele,

según la promesa hecha a tu siervo;

cuando me alcance tu compasión, viviré,

y mis delicias serán tu voluntad;

que se avergüencen los insolentes del daño que me hacen;

yo meditaré tus decretos.

 

Vuelvan a mí tus fieles

que hacen caso de tus preceptos;

sea mi corazón perfecto en tus leyes,

así no quedaré avergonzado.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 58, 2-6a. 10-11. 17-18: ORACIÓN PIDIENDO LA PROTECCIÓN DE DIOS ANTE LOS ENEMIGOS

 

Líbrame de mi enemigo, Dios mío;

protégeme de mis agresores,

líbrame de los malhechores,

sálvame de los hombres sanguinarios.

 

Mira que me están acechando,

y me acosan los poderosos:

sin que yo haya pecado ni faltado, Señor,

sin culpa mía, avanzan para acometerme.

 

Despierta, ven a mi encuentro, mira:

tú, el Señor de los ejércitos,

el Dios de Israel.

 

Estoy velando contigo, fuerza mía,

porque tú, ¡oh Dios!, eres mi alcázar.

 

Que tu favor se adelante, ¡oh Dios!,

y me haga ver la derrota del enemigo.

 

Pero yo cantaré tu fuerza,

por la mañana aclamaré tu misericordia;

porque has sido mi alcázar

y mi refugio en el peligro.

 

Y tocaré en tu honor, fuerza mía,

porque tú, ¡oh Dios!, eres mi alcázar.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 59 - ORACIÓN DESPUÉS DE UNA CALAMIDAD

 

¡Oh Dios!, nos rechazaste y rompiste nuestras filas;

estabas airado, pero restáuranos.

Has sacudido y agrietado el país:

repara sus grietas, que se desmorona.

 

Hiciste sufrir un desastre a tu pueblo,

dándole a beber un vino de vértigo;

diste a tus fieles la señal de desbandada,

haciéndolos huir de los arcos.

 

Para que se salven tus predilectos,

que tu mano salvadora nos responda.

 

Dios habló en su santuario:

«Triunfante ocuparé Siquén,

parcelaré el valle de Sucot;

 

mío es Galaad, mío Manasés,

Efraím es yelmo de mi cabeza,

Judá es mi cetro;

 

Moab, una jofaina para lavarme;

sobre Edom echo mi sandalia,

sobre Filistea canto victoria.»

 

Pero ¿quién me guiará a la plaza fuerte,

quién me conducirá a Edom,

si tú, ¡oh Dios!, nos has rechazado

y no sales ya con nuestras tropas?

 

Auxílianos contra el enemigo,

que la ayuda del hombre es inútil.

Con Dios haremos proezas,

él pisoteará a nuestros enemigos.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Los profetas anunciaron que el Salvador nacería de María Virgen.

 

LECTURA BREVE   Jr 29, 11. 13

 

Sé muy bien lo que pienso hacer con vosotros: designios de paz y no de aflicción, daros un porvenir y una esperanza. Me buscaréis y me encontraréis si me buscáis de todo corazón.

 

V. Los gentiles temerán tu nombre, Señor.

R. Los reyes del mundo tu gloria.

 

ORACIÓN

 

OREMOS,

Dios todopoderoso, concede a tu pueblo permanecer siempre en vela aguardando la venida de tu Hijo, para que cumpliendo lo que el mismo autor de nuestra salvación nos enseñó, podamos salir a su encuentro con nuestras lámparas encendidas. Por Cristo nuestro Señor.

Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

HORA SEXTA

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: ESTE MUNDO DEL HOMBRE EN QUE ÉL SE AFANA.

 

Este mundo del hombre, en que él se afana

tras la felicidad que tanto ansía,

tú lo vistes, Señor, de luz temprana

y de radiante sol al mediodía.

 

Así el poder de tu presencia encierra

el secreto más hondo de esta vida;

un nuevo cielo y una nueva tierra

colmarán nuestro anhelo sin medida.

 

Poderoso Señor de nuestra historia,

no tardes en venir gloriosamente;

tu luz resplandeciente y tu victoria

inunden nuestra vida eternamente. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. El Ángel Gabriel saludó a María, diciendo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo, bendita tú entre las mujeres.»

 

Salmo 122 - EL SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO

 

A ti levanto mis ojos,

a ti que habitas en el cielo.

Como están los ojos de los esclavos

fijos en las manos de sus señores,

 

como están los ojos de la esclava

fijos en las manos de su señora,

así están nuestros ojos

en el Señor, Dios nuestro,

esperando su misericordia.

 

Misericordia, Señor, misericordia,

que estamos saciados de desprecios;

nuestra alma está saciada

del sarcasmo de los satisfechos,

del desprecio de los orgullosos.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 123 - NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR

 

Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte

-que lo diga Israel-,

si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,

cuando nos asaltaban los hombres,

nos habrían tragado vivos:

tanto ardía su ira contra nosotros.

 

Nos habrían arrollado las aguas,

llegándonos el torrente hasta el cuello;

nos habrían llegado hasta el cuello

las aguas espumantes.

 

Bendito el Señor, que no nos entregó

como presa a sus dientes;

hemos salvado la vida como un pájaro

de la trampa del cazador:

la trampa se rompió y escapamos.

 

Nuestro auxilio es el nombre del Señor,

que hizo el cielo y la tierra.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 124 - EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.

 

Los que confían en el Señor son como el monte Sión:

no tiembla, está asentado para siempre.

 

Jerusalén está rodeada de montañas,

y el Señor rodea a su pueblo

ahora y por siempre.

 

No pesará el cetro de los malvados

sobre el lote de los justos,

no sea que los justos extiendan

su mano a la maldad.

 

Señor, concede bienes a los buenos,

a los sinceros de corazón;

y a los que se desvían por sendas tortuosas,

que los rechace el Señor con los malhechores.

¡Paz a Israel!

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. El Ángel Gabriel saludó a María, diciendo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo, bendita tú entre las mujeres.»

 

LECTURA BREVE   Jr 30, 18

 

Esto dice el Señor: «Yo cambiaré la suerte de las tiendas de Jacob, me compadeceré de sus moradas.»

 

V. Acuérdate de nosotros, Señor, por amor a tu pueblo.

R. Visítanos con tu salvación.

 

ORACIÓN

 

OREMOS,

Dios todopoderoso, concede a tu pueblo permanecer siempre en vela aguardando la venida de tu Hijo, para que cumpliendo lo que el mismo autor de nuestra salvación nos enseñó, podamos salir a su encuentro con nuestras lámparas encendidas. Por Cristo nuestro Señor.

Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

HORA NONA

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: FUNDAMENTO DE TODO LO QUE EXISTE

 

Fundamento de todo lo que existe,

de tu pueblo elegido eterna roca,

de los tiempos Señor, que prometiste

dar tu vigor al que con fe te invoca.

 

Mira al hombre que es fiel y no te olvida,

tu Espíritu, tu paz háganlo fuerte

para amarte y servirte en esta vida

y gozarte después de santa muerte.

 

Jesús, Hijo del Padre, ven aprisa

en este atardecer que se avecina,

serena claridad y dulce brisa

será tu amor que todo lo domina. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. María dijo: «¿Qué significa este saludo? Me quedo perpleja ante estas palabras de que daré a luz un Rey sin perder mi virginidad.»

 

Salmo 125 - DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.

 

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,

nos parecía soñar:

la boca se nos llenaba de risas,

la lengua de cantares.

 

Hasta los gentiles decían:

«El Señor ha estado grande con ellos.»

El Señor ha estado grande con nosotros,

y estamos alegres.

 

Que el Señor cambie nuestra suerte

como los torrentes del Negueb.

Los que sembraban con lágrimas

cosechan entre cantares.

 

Al ir, iban llorando,

llevando la semilla;

al volver, vuelven cantando,

trayendo sus gavillas.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 126 - EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.

 

Si el Señor no construye la casa,

en vano se cansan los albañiles;

si el Señor no guarda la ciudad,

en vano vigilan los centinelas.

 

Es inútil que madruguéis,

que veléis hasta muy tarde,

los que coméis el pan de vuestros sudores:

¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!

 

La herencia que da el Señor son los hijos;

una recompensa es el fruto de las entrañas:

son saetas en mano de un guerrero

los hijos de la juventud.

 

Dichoso el hombre que llena

con ellas su aljaba:

no quedará derrotado cuando litigue

con su adversario en la plaza.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 127 - PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO

 

¡Dichoso el que teme al Señor

y sigue sus caminos!

 

Comerás del fruto de tu trabajo,

serás dichoso, te irá bien;

tu mujer, como una vid fecunda,

en medio de tu casa;

 

tus hijos, como renuevos de olivo,

alrededor de tu mesa:

ésta es la bendición del hombre

que teme al Señor.

 

Que el Señor te bendiga desde Sión,

que veas la prosperidad de Jerusalén

todos los días de tu vida;

que veas a los hijos de tus hijos.

¡Paz a Israel!

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. María dijo: «¿Qué significa este saludo? Me quedo perpleja ante estas palabras de que daré a luz un Rey sin perder mi virginidad.»

 

LECTURA BREVE   Ba 3, 5-6a

 

No te acuerdes de las iniquidades de nuestros padres, sino acuérdate de tu mano y de tu nombre en esta hora. Pues eres el Señor, Dios nuestro.

 

V. Ven, Señor, y no tardes.

R. Perdona los pecados de tu pueblo.

 

ORACIÓN

 

OREMOS,

Dios todopoderoso, concede a tu pueblo permanecer siempre en vela aguardando la venida de tu Hijo, para que cumpliendo lo que el mismo autor de nuestra salvación nos enseñó, podamos salir a su encuentro con nuestras lámparas encendidas. Por Cristo nuestro Señor.

Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

VÍSPERAS

(Oración de la tarde)

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: ÉSTE ES EL TIEMPO EN QUE LLEGAS

 

Éste es el tiempo en que llegas,

Esposo, tan de repente,

que invitas a los que velan

y olvidas a los que duermen.

 

Salen cantando a tu encuentro

doncellas con ramos verdes

y lámparas que guardaron

copioso y claro el aceite.

 

¡Cómo golpean las necias

las puertas de tu banquete!

¡Y cómo lloran a oscuras

los ojos que no han de verte!

 

Mira que estamos alerta,

Esposo, por si vinieres,

y está el corazón velando

mientras los ojos se duermen.

 

Danos un puesto a tu mesa,

Amor que a la noche vienes,

antes que la noche acabe

y que la puerta se cierre. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Arranca, Señor, mi vida de la muerte, mis pies de la caída.

 

Salmo 114 - ACCIÓN DE GRACIAS

 

Amo al Señor, porque escucha

mi voz suplicante,

porque inclina su oído hacia mí

el día que lo invoco.

 

Me envolvían redes de muerte,

me alcanzaron los lazos del abismo,

caí en tristeza y angustia.

Invoqué el nombre del Señor:

«Señor, salva mi vida.»

 

El Señor es benigno y justo,

nuestro Dios es compasivo;

el Señor guarda a los sencillos:

estando yo sin fuerzas me salvó.

 

Alma mía, recobra tu calma,

que el Señor fue bueno contigo:

arrancó mi vida de la muerte,

mis ojos de las lágrimas,

mis pies de la caída.

 

Caminaré en presencia del Señor

en el país de la vida.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Arranca, Señor, mi vida de la muerte, mis pies de la caída.

 

Ant 2. El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra.

 

Salmo 120 - EL GUARDIÁN DEL PUEBLO.

 

Levanto mis ojos a los montes:

¿de dónde me vendrá el auxilio?

El auxilio me viene del Señor,

que hizo el cielo y la tierra.

 

No permitirá que resbale tu pie,

tu guardián no duerme;

no duerme ni reposa

el guardián de Israel.

 

El Señor te guarda a su sombra,

está a tu derecha;

de día el sol no te hará daño,

ni la luna de noche.

 

El Señor te guarda de todo mal,

él guarda tu alma;

el Señor guarda tus entradas y salidas,

ahora y por siempre.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra.

 

Ant 3. Justos y verdaderos son tus caminos, ¡oh Rey de los siglos!

 

Cántico: CANTO DE LOS VENCEDORES Ap 15, 3-4

 

Grandes y maravillosas son tus obras,

Señor, Dios omnipotente,

justos y verdaderos tus caminos,

¡oh Rey de los siglos!

 

¿Quién no temerá, Señor,

y glorificará tu nombre?

Porque tú solo eres santo,

porque vendrán todas las naciones

y se postrarán en tu acatamiento,

porque tus juicios se hicieron manifiestos.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Justos y verdaderos son tus caminos, ¡oh Rey de los siglos!

 

LECTURA BREVE   2Pe 3,8b-9

 

Para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día. No es tardo el Señor en el cumplimiento de sus promesas, como algunos piensan. Lo que hace es aguardarnos pacientemente, porque no quiere que nadie perezca, sino que todos vengáis a arrepentiros.

 

RESPONSORIO BREVE

 

V. Ven a salvarnos, Señor Dios de los ejércitos.

R. Ven a salvarnos, Señor Dios de los ejércitos.

 

V. Que brille tu rostro y nos salve.

R. Señor Dios de los ejércitos.

 

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Ven a salvarnos, Señor Dios de los ejércitos.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

 

Ant. Sacaréis agua con gozo de las fuentes del Salvador.

 

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

 

Proclama mi alma la grandeza del Señor,

se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;

porque ha mirado la humillación de su esclava.

 

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,

porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:

su nombre es santo,

y su misericordia llega a sus fieles

de generación en generación.

 

El hace proezas con su brazo:

dispersa a los soberbios de corazón,

derriba del trono a los poderosos

y enaltece a los humildes,

a los hambrientos los colma de bienes

y a los ricos los despide vacíos.

 

Auxilia a Israel, su siervo,

acordándose de su misericordia

-como lo había prometido a nuestros padres-

en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Sacaréis agua con gozo de las fuentes del Salvador.

 

PRECES

 

Roguemos a nuestro Redentor, que viene a dar la Buena Noticia a los pobres, y digámosle:

 

Manifiesta, Señor, tu gloria a los hombres.

 

Manifiéstate, Señor, a todos los que no te conocen,

para que también ellos vean tu salvación.

 

Que tu nombre, Señor, se anuncie hasta los confines de la tierra

y que todos los hombres descubran el camino que conduce a ti.

 

Tú que viniste la vez primera para salvar al mundo,

ven de nuevo para salvar a los que en ti creen.

 

Aquella libertad que tu venida dio a los redimidos

consérvala y defiéndela siempre con tu poder.

 

Se pueden añadir algunas intenciones libres

 

Tú que ya viniste en la carne y vendrás de nuevo a juzgar al mundo,

da en tu venida el premio eterno a los difuntos.

 

Llenos del Espíritu de Jesucristo, nos atrevemos a decir:

 

Padre nuestro...

 

ORACION

 

Dios todopoderoso, concede a tu pueblo permanecer siempre en vela aguardando la venida de tu Hijo, para que cumpliendo lo que el mismo autor de nuestra salvación nos enseñó, podamos salir a su encuentro con nuestras lámparas encendidas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén

 

CONCLUSIÓN

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.

 

COMPLETAS

(Oración antes del descanso nocturno)

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

EXAMEN DE CONCIENCIA

 

Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.

 

Yo confieso ante Dios todopoderoso

y ante vosotros, hermanos,

que he pecado mucho

de pensamiento, palabra, obra y omisión:

por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

 

Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,

a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,

que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.

 

V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.

 

Himno: CUANDO LA LUZ DEL SOL ES YA PONIENTE

 

Cuando la luz del sol es ya poniente,

gracias, Señor, es nuestra melodía;

recibe, como ofrenda, amablemente,

nuestro dolor, trabajo y alegría.

 

Si poco fue el amor en nuestro empeño

de darle vida al día que fenece,

convierta en realidad lo que fue un sueño

tu gran amor que todo lo engrandece.

 

Tu cruz, Señor, redime nuestra suerte

de pecadora en justa, e ilumina

la senda de la vida y de la muerte

del hombre que en la fe lucha y camina.

 

Jesús, Hijo del Padre, cuando avanza

la noche oscura sobre nuestro día,

concédenos la paz y la esperanza

de esperar cada noche tu gran día. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Señor, Dios mío, de día te pido auxilio, de noche grito en tu presencia.

 

Salmo 87 - ORACIÓN DE UN HOMBRE GRAVEMENTE ENFERMO

 

Señor, Dios mío, de día te pido auxilio,

de noche grito en tu presencia;

llegue hasta ti mi súplica,

inclina tu oído a mi clamor.

 

Porque mi alma está colmada de desdichas,

y mi vida está al borde del abismo;

ya me cuentan con los que bajan a la fosa,

soy como un inválido.

 

Tengo mi cama entre los muertos,

como los caídos que yacen en el sepulcro,

de los cuales ya no guardas memoria,

porque fueron arrancados de tu mano.

 

Me has colocado en lo hondo de la fosa,

en las tinieblas del fondo;

tu cólera pesa sobre mí,

me echas encima todas tus olas.

 

Has alejado de mí a mis conocidos,

me has hecho repugnante para ellos:

encerrado, no puedo salir,

y los ojos se me nublan de pesar.

 

Todo el día te estoy invocando,

tendiendo las manos hacia ti.

¿Harás tú maravillas por los muertos?

¿Se alzarán las sombras para darte gracias?

 

¿Se anuncia en el sepulcro tu misericordia,

o tu fidelidad en el reino de la muerte?

¿Se conocen tus maravillas en la tiniebla

o tu justicia en el país del olvido?

 

Pero yo te pido auxilio,

por la mañana irá a tu encuentro mi súplica.

¿Por qué, Señor, me rechazas

y me escondes tu rostro?

 

Desde niño fui desgraciado y enfermo,

me doblo bajo el peso de tus terrores,

pasó sobre mí tu incendio,

tus espantos me han consumido:

 

me rodean como las aguas todo el día,

me envuelven todos a una;

alejaste de mí amigos y compañeros:

mi compañía son las tinieblas.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Señor, Dios mío, de día te pido auxilio, de noche grito en tu presencia.

 

LECTURA BREVE   Jr 14, 9

 

Tú estás en medio de nosotros, Señor, tu nombre ha sido invocado sobre nosotros: no nos abandones, Señor Dios nuestro.

 

RESPONSORIO BREVE

 

V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

 

V. Tú, el Dios leal, nos librarás.

R. Te encomiendo mi espíritu.

 

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

 

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

 

CÁNTICO DE SIMEÓN       Lc 2, 29-32

 

Ahora, Señor, según tu promesa,

puedes dejar a tu siervo irse en paz,

 

porque mis ojos han visto a tu Salvador,

a quien has presentado ante todos los pueblos

 

luz para alumbrar a las naciones

y gloria de tu pueblo Israel.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

 

ORACION

 

OREMOS,

Señor, Dios todopoderoso: ya que con nuestro descanso vamos a imitar a tu Hijo que reposó en el sepulcro, te pedimos que, al levantarnos mañana, lo imitemos también resucitando a una vida nueva. Por Cristo nuestro Señor.

Amén.

 

BENDICIÓN

 

V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.

R. Amén.

 

ANTIFONA FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN

 

Madre del Redentor, Virgen fecunda,

puerta del cielo siempre abierta,

estrella del mar,

 

ven a librar al pueblo que tropieza

y se quiere levantar.

 

Ante la admiración de cielo y tierra,

engendraste a tu santo Creador,

y permaneces siempre virgen.

 

Recibe el saludo del ángel Gabriel,

y ten piedad de nosotros, pecadores.

 

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