sábado, 26 de diciembre de 2020

27 DE DICIEMBRE DOMINGO FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA

  



De la Fiesta.

 

OFICIO DE LECTURA

 

INVITATORIO

 

Si ésta es la primera oración del día:

 

V. Señor abre mis labios

R. Y mi boca proclamará tu alabanza

 

Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:

 

Ant. A Cristo, el Hijo de Dios, que vivió sumiso a María y a José, venid, adorémosle.

 

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

 

Venid, aclamemos al Señor,

demos vítores a la Roca que nos salva;

entremos a su presencia dándole gracias,

aclamándolo con cantos.

 

Porque el Señor es un Dios grande,

soberano de todos los dioses:

tiene en su mano las simas de la tierra,

son suyas las cumbres de los montes;

suyo es el mar, porque él lo hizo,

la tierra firme que modelaron sus manos.

 

Venid, postrémonos por tierra,

bendiciendo al Señor, creador nuestro.

Porque él es nuestro Dios,

y nosotros su pueblo,

el rebaño que él guía.

 

Ojalá escuchéis hoy su voz:

«No endurezcáis el corazón como en Meribá,

como el día de Masá en el desierto;

cuando vuestros padres me pusieron a prueba

y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

 

Durante cuarenta años

aquella generación me repugnó, y dije:

Es un pueblo de corazón extraviado,

que no reconoce mi camino;

por eso he jurado en mi cólera

que no entrarán en mi descanso»

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. A Cristo, el Hijo de Dios, que vivió sumiso a María y a José, venid, adorémosle.

 

Si antes se ha rezado ya alguna otra Hora:

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: DE UNA FAMILIA DIVINA

 

De una Familia divina

pasó a una Familia humana.

Nació de una Virgen Madre

una noche iluminada

por ángeles y luceros

en una pobre cabaña;

tuvo un padre carpintero

que todo el día trabajaba

para darle de comer

al hijo de la esperanza,

que un día edificó los mundos

por ser la eterna Palabra.

 

De una Familia divina

pasó a una Familia humana.

Eterno Amor allá arriba;

acá abajo amor sin mancha.

 

Arriba, el Fuego inefable;

acá, el calor de una casa.

Allá, en el seno infinito,

la canción nunca acabada;

acá, la canción de cuna

y la canción de una lanza.

 

De una Familia divina

pasó a una Familia humana.

Vivió humilde en la obediencia

su humildad humillada;

pobre vivió en Nazaret

quien rico en su Padre estaba,

y siendo todo en la altura

en el suelo se hizo nada.

 

¡Oh Jesús de Nazaret,

hijo de Familia humana,

por tu Familia divina,

santifica nuestras casas! Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Cuando entraban al templo sus padres, llevando al niño Jesús, Simeón lo tomó en sus brazos y alabó a Dios.

 

Salmo 23 - ENTRADA SOLEMNE DE DIOS EN SU TEMPLO.

 

Del Señor es la tierra y cuanto la llena,

el orbe y todos sus habitantes:

El la fundó sobre los mares,

El la afianzó sobre los ríos.

 

¿Quién puede subir al monte del Señor?

¿Quién puede estar en el recinto sacro?

 

El hombre de manos inocentes

y puro corazón,

que no confía en los ídolos

ni jura contra el prójimo en falso.

Ese recibirá la bendición del Señor,

le hará justicia el Dios de salvación.

 

Este es el grupo que busca al Señor,

que viene a tu presencia, Dios de Jacob.

 

¡Portones!, alzad los dinteles,

levantaos, puertas antiguas:

va a entrar el Rey de la gloria.

 

¿Quién es ese Rey de la gloria?

El Señor, héroe valeroso;

el Señor, héroe de la guerra.

 

¡Portones!, alzad los dinteles,

levantaos, puertas antiguas:

va a entrar el Rey de la gloria.

 

¿Quién es ese Rey de la gloria?

El Señor, Dios de los ejércitos.

Él es el Rey de la gloria.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Cuando entraban al templo sus padres, llevando al niño Jesús, Simeón lo tomó en sus brazos y alabó a Dios.

 

Ant 2. Al entrar en la casa, los magos encontraron al niño con María, su madre.

 

Salmo 45 - DIOS, REFUGIO Y FORTALEZA DE SU PUEBLO

 

Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza,

poderoso defensor en el peligro.

 

Por eso no tememos aunque tiemble la tierra

y los montes se desplomen en el mar.

 

Que hiervan y bramen sus olas,

que sacudan a los montes con su furia:

 

El Señor de los ejércitos está con nosotros,

nuestro alcázar es el Dios de Jacob.

 

El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios,

el Altísimo consagra su morada.

 

Teniendo a Dios en medio, no vacila;

Dios la socorre al despuntar la aurora.

 

Los pueblos se amotinan, los reyes se rebelan;

pero él lanza su trueno y se tambalea la tierra.

 

El Señor de los ejércitos está con nosotros,

nuestro alcázar es el Dios de Jacob.

 

Venid a ver las obras del Señor,

las maravillas que hace en la tierra:

 

Pone fin a la guerra hasta el extremo del orbe,

rompe los arcos, quiebra las lanzas,

prende fuego a los escudos.

 

«Rendíos, reconoced que yo soy Dios:

más alto que los pueblos, más alto que la tierra.»

 

El Señor de los ejércitos está con nosotros,

nuestro alcázar es el Dios de Jacob.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Al entrar en la casa, los magos encontraron al niño con María, su madre.

 

Ant 3. Se levantó José y tomó de noche al niño y a su madre, y partió para Egipto.

 

Salmo 86 - HIMNO A JERUSALÉN, MADRE DE TODOS LOS PUEBLOS.

 

Él la ha cimentado sobre el monte santo;

y el Señor prefiere las puertas de Sión

a todas las moradas de Jacob.

 

¡Qué pregón tan glorioso para ti,

ciudad de Dios!

«Contaré a Egipto y a Babilonia

entre mis fieles;

filisteos, tirios y etíopes

han nacido allí.»

 

Se dirá de Sión: «Uno por uno

todos han nacido en ella;

el Altísimo en persona la ha fundado.»

 

El Señor escribirá en el registro de los pueblos:

«Éste ha nacido allí.»

Y cantarán mientras danzan:

«Todas mis fuentes están en ti.»

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Se levantó José y tomó de noche al niño y a su madre, y partió para Egipto.

 

V. Haré que todos tus hijos sean discípulos del Señor.

R. Y que una paz abundante reine entre ellos.

 

PRIMERA LECTURA

 

De la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 5, 21-6, 4

 

LA VIDA CRISTIANA EN LA FAMILIA Y EN LA SOCIEDAD

 

Hermanos: Vivid sumisos unos a otros como lo pide el respeto debido a Cristo.

 

Las mujeres deben someterse a sus maridos como si se sometieran al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, como Cristo es cabeza de la Iglesia y salvador de ella, que es su cuerpo. Ahora bien, como la Iglesia está sometida a Cristo, así también las mujeres deben someterse en todo a sus maridos.

 

Y vosotros, maridos, amad a vuestras mujeres, como Cristo amó a su Iglesia y se entregó a la muerte por ella para santificarla, purificándola en el baño del agua, que va acompañado de la palabra, y para hacerla comparecer ante su presencia toda resplandeciente, sin mancha ni defecto ni cosa parecida, sino santa e inmaculada. Así deben también los maridos amar a sus mujeres, como a sus propios cuerpos. Amar a su mujer es amarse a sí mismo.

 

Nadie aborrece jamás su propia carne, sino que la alimenta y la cuida con cariño. Lo mismo hace Cristo con la Iglesia, porque somos miembros de su cuerpo. «Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne.» ¡Gran misterio es éste! Y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia. En resumen: ame cada uno a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido.

 

Y vosotros, hijos, obedeced a vuestros padres, como lo quiere el Señor, pues esto es lo justo: «Honra a tu padre y a tu madre.» Éste es el primer mandamiento que lleva consigo una promesa: «Para que te vaya bien y vivas muchos años sobre la tierra.»

 

Y los padres, por vuestra parte, no exasperéis a vuestros hijos, sino formadlos y educadlos según el espíritu del Señor.

 

RESPONSORIO    Ef 6, 1-2. 3; Lc 2, 51

 

R. Vosotros, hijos, obedeced a vuestros padres, como lo quiere el Señor, pues esto es lo justo: * «Honra a tu padre y a tu madre.»

V. Jesús bajó a Nazaret con María y José, y vivía sumiso a ellos.

R. Honra a tu padre y a tu madre.

 

SEGUNDA LECTURA

 

De las Alocuciones del papa Pablo sexto

(Alocución en Nazaret, 5 de enero de 1964)

 

EL EJEMPLO DE NAZARET

 

Nazaret es la escuela donde empieza a entenderse la vida de Jesús, es la escuela donde se inicia el conocimiento de su Evangelio.

 

Aquí aprendemos a observar, a escuchar, a meditar, a penetrar en el sentido profundo y misterioso de esta sencilla, humilde y encantadora manifestación del Hijo de Dios entre los hombres. Aquí se aprende incluso, quizá de una manera casi insensible, a imitar esta vida.

 

Aquí se nos revela el método que nos hará descubrir quién es Cristo. Aquí comprendemos la importancia que tiene el ambiente que rodeó su vida durante su estancia entre nosotros, y lo necesario que es el conocimiento de los lugares, los tiempos, las costumbres, el lenguaje, las prácticas religiosas, en una palabra, de todo aquello de lo que Jesús se sirvió para revelarse al mundo. Aquí todo habla, todo tiene un sentido.

 

Aquí, en esta escuela, comprendemos la necesidad de una disciplina espiritual si queremos seguir las enseñanzas del Evangelio y ser discípulos de Cristo.

 

¡Cómo quisiéramos ser otra vez niños y volver a esta humilde pero sublime escuela de Nazaret! ¡Cómo quisiéramos volver a empezar, junto a María, nuestra iniciación a la verdadera ciencia de la vida y a la más alta sabiduría de la verdad divina!

 

Pero estamos aquí como peregrinos y debemos renunciar al deseo de continuar en esta casa el estudio, nunca terminado, del conocimiento del Evangelio. Mas no partiremos de aquí sin recoger rápida, casi furtivamente, algunas enseñanzas de la lección de Nazaret.

 

Su primera lección es el silencio. Cómo desearíamos que se renovara y fortaleciera en nosotros el amor al silencio, este admirable e indispensable hábito del espíritu, tan necesario para nosotros, que estamos aturdidos por tanto ruido, tanto tumulto, tantas voces de nuestra ruidosa y en extremo agitada vida moderna. Silencio de Nazaret, enséñanos el recogimiento y la interioridad, enséñanos a estar siempre dispuestos a escuchar las buenas inspiraciones y la doctrina de los verdaderos maestros.

Enséñanos la necesidad y el valor de una conveniente formación, del estudio, de la meditación, de una vida interior intensa, de la oración personal que sólo Dios ve.

 

Se nos ofrece además una lección de vida familiar. Que Nazaret nos enseñe el significado de la familia, su comunión de amor, su sencilla y austera belleza, su carácter sagrado e inviolable, lo dulce e irreemplazable que es su pedagogía y lo fundamental e incomparable que es su función en el plano social.

 

Finalmente, aquí aprendemos también la lección del trabajo. Nazaret, la casa del hijo del artesano: cómo deseamos comprender más en este lugar la austera pero redentora ley del trabajo humano y exaltarla debidamente; restablecer la conciencia de su dignidad, de manera que fuera a todos patente; recordar aquí, bajo este techo, que el trabajo no puede ser un fin en sí mismo, y que su dignidad y la libertad para ejercerlo no provienen tan sólo de sus motivos económicos, sino también de aquellos otros valores que lo encauzan hacia un fin más noble.

 

Queremos finalmente saludar desde aquí a todos los trabajadores del mundo y señalarles al gran modelo, al hermano divino, al defensor de todas sus causas justas, es decir: a Cristo nuestro Señor.

 

RESPONSORIO    2Co 13, 11; Ef 5, 19; Col 3, 23

 

R. Alegraos, trabajad por vuestra perfección, alentaos unos a otros, tened un mismo sentir y vivid en paz, * cantando y alabando al Señor en vuestros corazones.

V. Lo que hacéis, hacedlo con toda el alma, como para servir al Señor y no a los hombres.

R. Cantando y alabando al Señor en vuestros corazones.

 

Himno: SEÑOR, DIOS ETERNO

 

Señor, Dios eterno, alegres te cantamos,

a ti nuestra alabanza,

a ti, Padre del cielo, te aclama la creación.

 

Postrados ante ti, los ángeles te adoran

y cantan sin cesar:

 

Santo, santo, santo es el Señor,

Dios del universo;

llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.

 

A ti, Señor, te alaba el coro celestial de los apóstoles,

la multitud de los profetas te enaltece,

y el ejército glorioso de los mártires te aclama.

 

A ti la Iglesia santa,

por todos los confines extendida,

con júbilo te adora y canta tu grandeza:

 

Padre, infinitamente santo,

Hijo eterno, unigénito de Dios,

santo Espíritu de amor y de consuelo.

 

Oh Cristo, tú eres el Rey de la gloria,

tú el Hijo y Palabra del Padre,

tú el Rey de toda la creación.

 

Tú, para salvar al hombre,

tomaste la condición de esclavo

en el seno de una virgen.

 

Tú destruiste la muerte

y abriste a los creyentes las puertas de la gloria.

 

Tú vives ahora,

inmortal y glorioso, en el reino del Padre.

 

Tú vendrás algún día,

como juez universal.

 

Muéstrate, pues, amigo y defensor

de los hombres que salvaste.

 

Y recíbelos por siempre allá en tu reino,

con tus santos y elegidos.

 

La parte que sigue puede omitirse, si se cree oportuno.

 

Salva a tu pueblo, Señor,

y bendice a tu heredad.

 

Sé su pastor,

y guíalos por siempre.

 

Día tras día te bendeciremos

y alabaremos tu nombre por siempre jamás.

 

Dígnate, Señor,

guardarnos de pecado en este día.

 

Ten piedad de nosotros, Señor,

ten piedad de nosotros.

 

Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,

como lo esperamos de ti.

 

A ti, Señor, me acojo,

no quede yo nunca defraudado.

 

ORACIÓN.

 

OREMOS,

Dios nuestro, que has querido darnos en la Sagrada Familia ejemplos preclaros de virtudes domésticas, concédenos saber imitar su vida y su amor recíproco, para que un día podamos ir a disfrutar con ella de la alegría eterna de tu morada. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

LAUDES

(Oración de la mañana)

 

INVITATORIO

(Si Laudes no es la primera oración del día

se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)

 

V. Señor abre mis labios

R. Y mi boca proclamará tu alabanza

 

Ant. A Cristo, el Hijo de Dios, que vivió sumiso a María y a José, venid, adorémosle.

 

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

 

Venid, aclamemos al Señor,

demos vítores a la Roca que nos salva;

entremos a su presencia dándole gracias,

aclamándolo con cantos.

 

Porque el Señor es un Dios grande,

soberano de todos los dioses:

tiene en su mano las simas de la tierra,

son suyas las cumbres de los montes;

suyo es el mar, porque él lo hizo,

la tierra firme que modelaron sus manos.

 

Venid, postrémonos por tierra,

bendiciendo al Señor, creador nuestro.

Porque él es nuestro Dios,

y nosotros su pueblo,

el rebaño que él guía.

 

Ojalá escuchéis hoy su voz:

«No endurezcáis el corazón como en Meribá,

como el día de Masá en el desierto;

cuando vuestros padres me pusieron a prueba

y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

 

Durante cuarenta años

aquella generación me repugnó, y dije:

Es un pueblo de corazón extraviado,

que no reconoce mi camino;

por eso he jurado en mi cólera

que no entrarán en mi descanso»

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. A Cristo, el Hijo de Dios, que vivió sumiso a María y a José, venid, adorémosle.

 

Himno: ERA POBRE Y SILENCIOSA

 

Era pobre y silenciosa,

pero con rayos de luz;

olor a jazmín y a rosa

y el Niño que la alboroza:

es la casa de Jesús.

 

Un taller de carpintero

y un gran misterio de fe;

manos callosas de obrero,

justas manos de hombre entero:

es la casa de José.

 

Había júbilo y canto;

ella lavaba y barría,

y el arcángel saludando

repetía noche y día:

«Casa del Ave María.»

 

Familia pobre y divina,

pobre mesa, pobre casa,

mucha unión, ninguna espina

y el ejemplo que culmina

en un amor que no pasa.

 

Concede, Padre, Señor,

una mesa y un hogar,

amor para trabajar,

padres a quienes querer

y una sonrisa que dar. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Los padres de Jesús solían ir todos los años a Jerusalén para la fiesta de la Pascua.

 

SALMO 62, 2-9 - EL ALMA SEDIENTA DE DIOS

 

¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,

mi alma está sedienta de ti;

mi carne tiene ansia de ti,

como tierra reseca, agostada, sin agua.

 

¡Cómo te contemplaba en el santuario

viendo tu fuerza y tu gloria!

Tu gracia vale más que la vida,

te alabarán mis labios.

 

Toda mi vida te bendeciré

y alzaré las manos invocándote.

Me saciaré de manjares exquisitos,

y mis labios te alabarán jubilosos.

 

En el lecho me acuerdo de ti

y velando medito en ti,

porque fuiste mi auxilio,

y a la sombra de tus alas canto con júbilo;

mi alma está unida a ti,

y tu diestra me sostiene.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Los padres de Jesús solían ir todos los años a Jerusalén para la fiesta de la Pascua.

 

Ant 2. Jesús iba creciendo en sabiduría y en estatura, y la gracia de Dios estaba en él.

 

Cántico: TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88. 56

 

Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,

ensalzadlo con himnos por los siglos.

 

Ángeles del Señor, bendecid al Señor;

cielos, bendecid al Señor.

 

Aguas del espacio, bendecid al Señor;

ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

 

Sol y luna, bendecid al Señor;

astros del cielo, bendecid al Señor.

 

Lluvia y rocío, bendecid al Señor;

vientos todos, bendecid al Señor.

 

Fuego y calor, bendecid al Señor;

fríos y heladas, bendecid al Señor.

 

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;

témpanos y hielos, bendecid al Señor.

 

Escarchas y nieves, bendecid al Señor;

noche y día, bendecid al Señor.

 

Luz y tinieblas, bendecid al Señor;

rayos y nubes, bendecid al Señor.

 

Bendiga la tierra al Señor,

ensálcelo con himnos por los siglos.

 

Montes y cumbres, bendecid al Señor;

cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.

 

Manantiales, bendecid al Señor;

mares y ríos, bendecid al Señor.

 

Cetáceos y peces, bendecid al Señor;

aves del cielo, bendecid al Señor.

 

Fieras y ganados, bendecid al Señor,

ensalzadlo con himnos por los siglos.

 

Hijos de los hombres, bendecid al Señor;

bendiga Israel al Señor.

 

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;

siervos del Señor, bendecid al Señor.

 

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;

santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

 

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,

ensalzadlo con himnos por los siglos.

 

Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,

ensalcémoslo con himnos por los siglos.

 

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,

alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

 

No se dice Gloria al Padre.

 

Ant. Jesús iba creciendo en sabiduría y en estatura, y la gracia de Dios estaba en él.

 

Ant 3. Su padre y su madre estaban maravillados de lo que se decía de él.

 

Salmo 149 - ALEGRÍA DE LOS SANTOS

 

Cantad al Señor un cántico nuevo,

resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;

que se alegre Israel por su Creador,

los hijos de Sión por su Rey.

 

Alabad su nombre con danzas,

cantadle con tambores y cítaras;

porque el Señor ama a su pueblo

y adorna con la victoria a los humildes.

 

Que los fieles festejen su gloria

y canten jubilosos en filas:

con vítores a Dios en la boca

y espadas de dos filos en las manos:

 

para tomar venganza de los pueblos

y aplicar el castigo a las naciones,

sujetando a los reyes con argollas,

a los nobles con esposas de hierro.

 

Ejecutar la sentencia dictada

es un honor para todos sus fieles.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Su padre y su madre estaban maravillados de lo que se decía de él.

 

LECTURA BREVE   Dt 5, 16

 

Honra a tu padre y a tu madre; así se prolongarán tus días y te irá bien en la tierra que el Señor, tu Dios, te va a dar.

 

RESPONSORIO BREVE

 

V. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.

R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.

 

V. Tú que fuiste obediente a María y a José.

R. Ten piedad de nosotros.

 

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

 

Ant. Ilumínanos, Señor, con los ejemplos de tu familia, y dirige nuestros pasos por el camino de la paz.

 

Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR      Lc 1, 68-79

 

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,

porque ha visitado y redimido a su pueblo.

suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas:

 

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

 

Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de los enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.

 

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,

porque irás delante del Señor

a preparar sus caminos,

anunciando a su pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.

 

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tiniebla

y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos

por el camino de la paz.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Ilumínanos, Señor, con los ejemplos de tu familia, y dirige nuestros pasos por el camino de la paz.

 

PRECES

 

Adoremos a Cristo, Hijo del Dios vivo, que quiso ser también hijo de una familia humana, y supliquémosle, diciendo:

 

Señor Jesús, tú que quisiste ser obediente, santifícanos.

 

Oh Jesús, Palabra eterna del Padre, que quisiste vivir bajo la autoridad de María y de José,

enséñanos a vivir en la humildad y en la obediencia.

 

Maestro de los hombres, que quisiste que María tu madre conservara en su corazón tus palabras y tus acciones,

enséñanos a escuchar con corazón puro y bueno las palabras de tu boca.

 

Oh Cristo, tú que creaste el universo y quisiste ser llamado hijo del artesano,

enséñanos a trabajar con empeño y conciencia en nuestras tareas.

 

Oh Jesús, que en el seno de tu familia de Nazaret creciste en sabiduría, estatura y gracia ante Dios y los hombres,

concédenos crecer siempre en ti, que eres nuestra cabeza.

 

Se pueden añadir algunas intenciones libres

 

Gracias a Jesucristo somos hijos de Dios; por eso nos atrevemos a decir:

 

Padre nuestro...

 

ORACION

 

Dios nuestro, que has querido darnos en la Sagrada Familia ejemplos preclaros de virtudes domésticas, concédenos saber imitar su vida y su amor recíproco, para que un día podamos ir a disfrutar con ella de la alegría eterna de tu morada. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén

 

CONCLUSIÓN

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.

 

HORA TERCIA

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: OH SANTO ESPÍRITU, QUE CON EL PADRE

 

Oh Santo Espíritu, que con el Padre

y el Hijo eres un solo Dios eterno:

dígnate ya bajar hasta nosotros

y entrar y derramarte en nuestros pechos.

 

Que la mente, la lengua y el sentido

den testimonio de tu nombre excelso,

y que las llamas del amor despunten,

y que al prójimo abrasen con su fuego.

 

Escúchanos, oh Padre piadosísimo,

y haz que se cumpla nuestro buen deseo,

tú que reinas sin tiempo con tu Hijo

Jesucristo y el Santo Paracleto. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. José y María, la madre de Jesús, estaban maravillados de lo que se decía de él.

 

Salmo 117 I - HIMNO DE ACCIÓN DE GRACIAS DESPUÉS DE LA VICTORIA.

 

Dad gracias al Señor porque es bueno,

porque es eterna su misericordia.

 

Diga la casa de Israel:

eterna es su misericordia.

 

Diga la casa de Aarón:

eterna es su misericordia.

 

Digan los fieles del Señor:

eterna es su misericordia.

 

En el peligro grité al Señor,

y me escuchó, poniéndome a salvo.

 

El Señor está conmigo: no temo;

¿qué podrá hacerme el hombre?

El Señor está conmigo y me auxilia,

veré la derrota de mis adversarios.

 

Mejor es refugiarse en el Señor

que fiarse de los hombres,

mejor es refugiarse en el Señor

que confiar en los magnates.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 117 II

 

Todos los pueblos me rodeaban,

en el nombre del Señor los rechacé;

me rodeaban cerrando el cerco,

en el nombre del Señor los rechacé;

me rodeaban como avispas,

ardiendo como fuego en las zarzas,

en el nombre del Señor los rechacé.

 

Empujaban y empujaban para derribarme,

pero el Señor me ayudó;

el Señor es mi fuerza y mi energía,

él es mi salvación.

 

Escuchad: hay cantos de victoria

en las tiendas de los justos:

«La diestra del Señor es poderosa,

la diestra del Señor es excelsa,

la diestra del Señor es poderosa.»

 

No he de morir, viviré

para contar las hazañas del Señor.

Me castigó, me castigó el Señor,

pero no me entregó a la muerte.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 117 III

 

Abridme las puertas del triunfo,

y entraré para dar gracias al Señor.

 

Esta es la puerta del Señor:

los vencedores entrarán por ella.

 

Te doy gracias porque me escuchaste

y fuiste mi salvación.

 

La piedra que desecharon los arquitectos

es ahora la piedra angular.

Es el Señor quien lo ha hecho,

ha sido un milagro patente.

 

Éste es el día en que actuó el Señor:

sea nuestra alegría y nuestro gozo.

Señor, danos la salvación;

Señor, danos prosperidad.

 

Bendito el que viene en nombre del Señor,

os bendecimos desde la casa del Señor;

el Señor es Dios: él nos ilumina.

 

Ordenad una procesión con ramos

hasta los ángulos del altar.

 

Tú eres mi Dios, te doy gracias;

Dios mío, yo te ensalzo.

 

Dad gracias al Señor porque es bueno,

porque es eterna su misericordia.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. José y María, la madre de Jesús, estaban maravillados de lo que se decía de él.

 

LECTURA BREVE   Col 3, 12-13

 

Como pueblo elegido de Dios, pueblo sacro y amado, sea vuestro uniforme: la misericordia entrañable, la bondad, la humildad, la dulzura, la comprensión. Sobrellevaos mutuamente y perdonaos, cuando alguno tenga quejas contra otro. El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo.

 

V. El Señor nos instruirá en sus caminos.

R. Y marcharemos por sus sendas.

 

ORACIÓN

 

OREMOS,

Dios nuestro, que has querido darnos en la Sagrada Familia ejemplos preclaros de virtudes domésticas, concédenos saber imitar su vida y su amor recíproco, para que un día podamos ir a disfrutar con ella de la alegría eterna de tu morada. Por Cristo nuestro Señor.

Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

HORA SEXTA

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: CUANDO LA LUZ DEL DÍA ESTÁ EN SU CUMBRE

 

Cuando la luz del día está en su cumbre,

eres, Señor Jesús, luz y alegría

de quienes en la fe y en la esperanza

celebran ya la fiesta de la Vida.

 

Eres resurrección, palabra y prenda

de ser y de vivir eternamente;

sembradas de esperanzas nuestras vidas,

serán en ti cosecha para siempre.

 

Ven ya, Señor Jesús, Salvador nuestro,

de tu radiante luz llena este día,

camino de alegría y de esperanza,

cabal acontecer de nueva vida.

 

Concédenos, oh Padre omnipotente,

por tu Hijo Jesucristo, hermano nuestro,

vivir ahora el fuego de tu Espíritu,

haciendo de esta tierra un cielo nuevo. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.

 

Salmo 122 - EL SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO

 

A ti levanto mis ojos,

a ti que habitas en el cielo.

Como están los ojos de los esclavos

fijos en las manos de sus señores,

 

como están los ojos de la esclava

fijos en las manos de su señora,

así están nuestros ojos

en el Señor, Dios nuestro,

esperando su misericordia.

 

Misericordia, Señor, misericordia,

que estamos saciados de desprecios;

nuestra alma está saciada

del sarcasmo de los satisfechos,

del desprecio de los orgullosos.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 123 - NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR

 

Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte

-que lo diga Israel-,

si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,

cuando nos asaltaban los hombres,

nos habrían tragado vivos:

tanto ardía su ira contra nosotros.

 

Nos habrían arrollado las aguas,

llegándonos el torrente hasta el cuello;

nos habrían llegado hasta el cuello

las aguas espumantes.

 

Bendito el Señor, que no nos entregó

como presa a sus dientes;

hemos salvado la vida como un pájaro

de la trampa del cazador:

la trampa se rompió y escapamos.

 

Nuestro auxilio es el nombre del Señor,

que hizo el cielo y la tierra.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 124 - EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.

 

Los que confían en el Señor son como el monte Sión:

no tiembla, está asentado para siempre.

 

Jerusalén está rodeada de montañas,

y el Señor rodea a su pueblo

ahora y por siempre.

 

No pesará el cetro de los malvados

sobre el lote de los justos,

no sea que los justos extiendan

su mano a la maldad.

 

Señor, concede bienes a los buenos,

a los sinceros de corazón;

y a los que se desvían por sendas tortuosas,

que los rechace el Señor con los malhechores.

¡Paz a Israel!

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.

 

LECTURA BREVE   Col 3, 14-15

 

Por encima de todo, procurad el amor, que es el ceñidor de la unidad consumada. Que la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón: a ella habéis sido convocados, en un solo cuerpo.

 

V. Desde niño fui desdichado y enfermo.

R. Me doblo bajo el peso de tus terrores.

 

ORACIÓN

 

OREMOS,

Dios nuestro, que has querido darnos en la Sagrada Familia ejemplos preclaros de virtudes domésticas, concédenos saber imitar su vida y su amor recíproco, para que un día podamos ir a disfrutar con ella de la alegría eterna de tu morada. Por Cristo nuestro Señor.

Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

HORA NONA

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: OH DIOS, TENAZ VIGOR DE TODA COSA

 

Oh Dios, tenaz vigor de toda cosa,

que inmóvil en ti mismo permaneces,

y que el orden del tiempo determinas

por medio de la luz que nace y muere.

 

Dígnate concedernos, en la tarde,

Luz con que nuestra vida nunca cese,

y haz que el bien infinito de la gloria

siga a la gracia de una santa muerte.

 

Glorificado seas, Jesucristo,

nacido del más puro y santo vientre,

y que sean también glorificados

el Padre y el Espíritu por siempre. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos.

 

Salmo 125 - DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.

 

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,

nos parecía soñar:

la boca se nos llenaba de risas,

la lengua de cantares.

 

Hasta los gentiles decían:

«El Señor ha estado grande con ellos.»

El Señor ha estado grande con nosotros,

y estamos alegres.

 

Que el Señor cambie nuestra suerte

como los torrentes del Negueb.

Los que sembraban con lágrimas

cosechan entre cantares.

 

Al ir, iban llorando,

llevando la semilla;

al volver, vuelven cantando,

trayendo sus gavillas.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 130 - COMO UN NIÑO, ISRAEL SE ABANDONÓ EN LOS BRAZOS DE DIOS

 

Señor, mi corazón no es ambicioso,

ni mis ojos altaneros;

no pretendo grandezas

que superan mi capacidad;

sino que acallo y modero mis deseos,

como un niño en brazos de su madre.

 

Espere Israel en el Señor

ahora y por siempre.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 127 - PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO

 

¡Dichoso el que teme al Señor

y sigue sus caminos!

 

Comerás del fruto de tu trabajo,

serás dichoso, te irá bien;

tu mujer, como una vid fecunda,

en medio de tu casa;

 

tus hijos, como renuevos de olivo,

alrededor de tu mesa:

ésta es la bendición del hombre

que teme al Señor.

 

Que el Señor te bendiga desde Sión,

que veas la prosperidad de Jerusalén

todos los días de tu vida;

que veas a los hijos de tus hijos.

¡Paz a Israel!

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos.

 

LECTURA BREVE   Col 3, 17

 

Todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre de Jesús, ofreciendo la Acción de Gracias a Dios Padre por medio de él.

 

V. Haré que todos tus hijos sean discípulos del Señor.

R. y que una paz abundante reine entre ellos.

 

ORACIÓN

 

OREMOS,

Dios nuestro, que has querido darnos en la Sagrada Familia ejemplos preclaros de virtudes domésticas, concédenos saber imitar su vida y su amor recíproco, para que un día podamos ir a disfrutar con ella de la alegría eterna de tu morada. Por Cristo nuestro Señor.

Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

II VÍSPERAS

(Oración de la tarde)

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: AL CAER DE LA TARDE

 

Al caer de la tarde,

toda la casa

era aromas de vino

y tierna hogaza.

Mientras, la Madre

era un ánfora llena

de sus pesares.

 

Al caer de la tarde,

la Madre hilaba

con aquellas sus manos

de virgen casta.

Mientras, el Niño

soñaba que soñaba

lirios y espinos.

 

Al caer de la tarde,

en el silencio,

aserraban las sierras

del carpintero.

José pensaba

que era el padre dichoso

de la Palabra.

 

Al caer de la tarde,

Señor, atiende

la amargura infinita

que el mundo tiene.

Colma el vacío

de esta familia humana

sin tu cariño. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Al cabo de tres días hallaron a Jesús en el templo, sentado en medio de los doctores, escuchándolos y haciéndoles preguntas.

 

Salmo 121 LA CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN

 

¡Qué alegría cuando me dijeron:

«Vamos a la casa del Señor»!

Ya están pisando nuestros pies

tus umbrales, Jerusalén.

 

Jerusalén está fundada

como ciudad bien compacta.

Allá suben las tribus,

las tribus del Señor,

 

según la costumbre de Israel,

a celebrar el nombre del Señor;

en ella están los tribunales de justicia

en el palacio de David.

 

Desead la paz a Jerusalén:

«Vivan seguros los que te aman,

haya paz dentro de tus muros,

seguridad en tus palacios.»

 

Por mis hermanos y compañeros,

voy a decir: «La paz contigo.»

Por la casa del Señor, nuestro Dios,

te deseo todo bien.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Al cabo de tres días hallaron a Jesús en el templo, sentado en medio de los doctores, escuchándolos y haciéndoles preguntas.

 

Ant 2. Jesús bajó a Nazaret con sus padres, y vivía sumiso a ellos.

 

Salmo 126 - EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.

 

Si el Señor no construye la casa,

en vano se cansan los albañiles;

si el Señor no guarda la ciudad,

en vano vigilan los centinelas.

 

Es inútil que madruguéis,

que veléis hasta muy tarde,

los que coméis el pan de vuestros sudores:

¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!

 

La herencia que da el Señor son los hijos;

una recompensa es el fruto de las entrañas:

son saetas en mano de un guerrero

los hijos de la juventud.

 

Dichoso el hombre que llena

con ellas su aljaba:

no quedará derrotado cuando litigue

con su adversario en la plaza.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Jesús bajó a Nazaret con sus padres, y vivía sumiso a ellos.

 

Ant 3. Jesús fue progresando en perfección intelectual y física, y en gracia ante Dios y ante los hombres.

 

Cántico: EL PLAN DIVINO DE SALVACIÓN - Ef 1, 3-10

 

Bendito sea Dios,

Padre de nuestro Señor Jesucristo,

que nos ha bendecido en la persona de Cristo

con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

 

El nos eligió en la persona de Cristo,

antes de crear el mundo,

para que fuésemos consagrados

e irreprochables ante él por el amor.

 

Él nos ha destinado en la persona de Cristo,

por pura iniciativa suya,

a ser sus hijos,

para que la gloria de su gracia,

que tan generosamente nos ha concedido

en su querido Hijo,

redunde en alabanza suya.

 

Por este Hijo, por su sangre,

hemos recibido la redención,

el perdón de los pecados.

El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia

ha sido un derroche para con nosotros,

dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

 

Éste es el plan

que había proyectado realizar por Cristo

cuando llegase el momento culminante:

hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza,

las del cielo y las de la tierra.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Jesús fue progresando en perfección intelectual y física, y en gracia ante Dios y ante los hombres.

 

LECTURA BREVE   Flp 2, 6-7

 

Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios, al contrario, se anonadó a sí mismo, y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos.

 

RESPONSORIO BREVE

 

V. Debía ser semejante en todo a sus hermanos, para poderse apiadar de ellos.

R. Debía ser semejante en todo a sus hermanos, para poderse apiadar de ellos.

 

V. Apareció en la tierra y convivió entre los hombres.

R. Para poderse apiadar de ellos.

 

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Debía ser semejante en todo a sus hermanos, para poderse apiadar de ellos.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

 

Ant. «Hijo mío, ¿por qué te has portado así con nosotros? Tu padre y yo te buscábamos llenos de angustia.» «¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que debo estar en la casa de mi Padre?»

 

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

 

Proclama mi alma la grandeza del Señor,

se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;

porque ha mirado la humillación de su esclava.

 

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,

porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:

su nombre es santo,

y su misericordia llega a sus fieles

de generación en generación.

 

El hace proezas con su brazo:

dispersa a los soberbios de corazón,

derriba del trono a los poderosos

y enaltece a los humildes,

a los hambrientos los colma de bienes

y a los ricos los despide vacíos.

 

Auxilia a Israel, su siervo,

acordándose de su misericordia

-como lo había prometido a nuestros padres-

en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. «Hijo mío, ¿por qué te has portado así con nosotros? Tu padre y yo te buscábamos llenos de angustia.» «¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que debo estar en la casa de mi Padre?»

 

PRECES

 

Adoremos a Cristo, Hijo del Dios vivo, que quiso ser también hijo de una familia humana, y aclamémoslo, diciendo:

 

Tú eres, Señor, el modelo y el salvador de los hombres.

 

Cristo Jesús. por el misterio de tu sumisión a María y a José,

enséñanos a respetar y a obedecer a los que nos gobiernan legítimamente.

 

Tú que amaste a tus padres y fuiste amado por ellos,

afianza a todas las familias en el amor y la concordia.

 

Tú que estuviste siempre atento a las cosas de tu Padre,

haz que Dios sea honrado en todas las familias.

 

Tú que quisiste que tus padres, angustiados, te encontraran al cabo de tres días en la casa de tu Padre,

enséñanos a buscar siempre primero el reino de Dios y su justicia.

 

Se pueden añadir algunas intenciones libres

 

Tú que has dado parte en tu gloria a María y a José,

admite también a nuestros difuntos en la familia de los santos.

 

Alegres porque Jesucristo nos ha hecho hijos de Dios, digamos:

 

Padre nuestro...

 

ORACION

 

Dios nuestro, que has querido darnos en la Sagrada Familia ejemplos preclaros de virtudes domésticas, concédenos saber imitar su vida y su amor recíproco, para que un día podamos ir a disfrutar con ella de la alegría eterna de tu morada. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén

 

CONCLUSIÓN

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.

 

COMPLETAS

(Oración antes del descanso nocturno)

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

EXAMEN DE CONCIENCIA

 

Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.

 

Yo confieso ante Dios todopoderoso

y ante vosotros, hermanos,

que he pecado mucho

de pensamiento, palabra, obra y omisión:

por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

 

Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,

a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,

que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.

 

V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.

 

Himno: CUANDO ACABAMOS EL DÍA

 

Cuando acabamos el día

te suplicamos, Señor,

nos hagas de centinela

y otorgues tu protección.

 

Que te sintamos: contigo

sueñe nuestro corazón

para cantar tus loores

de nuevo al salir el sol.

 

Danos vida saludable,

alienta nuestro calor,

tu claridad ilumine

la oscuridad que llegó.

 

Dánoslo, Padre piadoso,

por Jesucristo, el Señor,

que reina con el Espíritu

Santo vivificador. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Al amparo del Altísimo no temo el espanto nocturno.

 

Salmo 90 - A LA SOMBRA DEL OMNIPOTENTE.

 

Tú que habitas al amparo del Altísimo,

que vives a la sombra del Omnipotente,

di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío.

Dios mío, confío en ti.»

 

Él te librará de la red del cazador,

de la peste funesta.

Te cubrirá con sus plumas,

bajo sus alas te refugiarás:

su brazo es escudo y armadura.

 

No temerás el espanto nocturno,

ni la flecha que vuela de día,

ni la peste que se desliza en las tinieblas,

ni la epidemia que devasta a mediodía.

 

Caerán a tu izquierda mil,

diez mil a tu derecha;

a ti no te alcanzará.

 

Tan sólo abre tus ojos

y verás la paga de los malvados,

porque hiciste del Señor tu refugio,

tomaste al Altísimo por defensa.

 

No se te acercará la desgracia,

ni la plaga llegará hasta tu tienda,

porque a sus ángeles ha dado órdenes

para que te guarden en tus caminos;

 

te llevarán en sus palmas,

para que tu pie no tropiece en la piedra;

caminarás sobre áspides y víboras,

pisotearás leones y dragones.

 

«Se puso junto a mí: lo libraré;

lo protegeré porque conoce mi nombre,

me invocará y lo escucharé.

 

Con él estaré en la tribulación,

lo defenderé, lo glorificaré;

lo saciaré de largos días,

y le haré ver mi salvación.»

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Al amparo del Altísimo no temo el espanto nocturno.

 

LECTURA BREVE   Ap 22, 4-5

 

Verán el rostro del Señor, y tendrán su nombre en la frente. Y no habrá más noche, y no necesitarán luz de lámpara ni de sol, porque el Señor Dios alumbrará sobre ellos, y reinarán por los siglos de los siglos.

 

RESPONSORIO BREVE

 

V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

 

V. Tú, el Dios leal, nos librarás.

R. Te encomiendo mi espíritu.

 

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

 

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

 

CÁNTICO DE SIMEÓN       Lc 2, 29-32

 

Ahora, Señor, según tu promesa,

puedes dejar a tu siervo irse en paz,

 

porque mis ojos han visto a tu Salvador,

a quien has presentado ante todos los pueblos

 

luz para alumbrar a las naciones

y gloria de tu pueblo Israel.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

 

ORACION

 

OREMOS,

Humildemente te pedimos, Señor, que después de haber celebrado en este día los misterios de la resurrección de tu Hijo, sin temor alguno, descansemos en tu paz, y mañana nos levantemos alegres para cantar nuevamente tus alabanzas. Por Cristo nuestro Señor.

Amén.

 

BENDICIÓN

 

V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.

R. Amén.

 

ANTIFONA FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN

 

Salve, Reina de los cielos

y Señora de los ángeles;

salve raíz, salve puerta,

que dio paso a nuestra luz.

 

Alégrate, virgen gloriosa,

entre todas la más bella;

salve, agraciada doncella,

ruega a Cristo por nosotros.

 

 

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